© Keiko Miyamori.
viernes, 29 de noviembre de 2013
a(/des)plazamiento
Es algo diferente del bloqueo. Está el presente, la novela que por fin ha visto la luz, y la otra, la que sigue parada y hunde sus uñas en cualquier parte, en algún lugar adentro que no es cuerpo ni mente, adentro. Otro aplazamiento. Ahora, es culpa del cambio (siempre hay algo que tiene la culpa: el trabajo antes, los niños casi siempre, o Roma). Porque Roma bulle afuera, bajo el Gianicolo (la colina de Jano, claro). Escapo a descubrirla algunas mañanas. Ayer Mario correteaba por las salas del Palazzo delle Sposizioni mientras yo miraba una muestra de fotografías de Roberto Nistri titulada "Nel selvaggio mondo degli scrittori": escritores italianos de hoy, algunos de ellos bestsellers, retratados "en su habitat natural". Esa sensación de vacío, de que todo es pose, y de que eso tampoco tiene importancia. Ninguna importancia. Imagino esa misma sala, con Mario corriendo y rompiendo su risa contra las bóvedas blancas, sin nadie más. Ni siquiera esas caras planas. Ni siquiera yo, sólo ojos mirando a mi hijo que corre y ríe hasta detenerse, para mirar a su alrededor, buscando, llamándome. Y yo ya no estaba. Yo era la única fotografía de la sala. Y estaba de espaldas a todo.
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