Robert Rauschenberg, Monk, 1955.
(Don DeLillo, Contrapunto)
Este libro no es un texto de ficción. No es una narración, ni menos aún un ensayo: es una pieza de arte. Son apenas cincuenta páginas, una docena de fotografías, fragmentos. Hay tres nombres centrales: Glenn Gould, Thomas Bernhard y Thelonius Monk: tres creadores geniales. Don DeLillo realiza su aproximación a estos tres personajes y a los temas que aborda el libro (la soledad del creador, la relación del artista con los demás, los vínculos entre genialidad y locura), tal y como dice el subtítulo, a partir de tres películas, un libro y una vieja fotografía: Atanarjuat: El espíritu del ártico, Treinta y dos cortometrajes sobre Glenn Gould y Thelonius Monk: Straight, No Chaser por lo que respecta al cine; la novela de Bernhard El malogrado (donde trata el tema de la genialidad frustrada, y donde el propio Glenn Gould es un personaje referencial), y una vieja fotografía de Monk, Charles Mingus, Roy Haynes y Charlie Parker.
¿Qué puedo decir de él? Hay lecturas que salen de lo estrictamente literario. Mientras leía Contrapunto, este brevísimo libro de uno de los escritores centrales de nuestro tiempo, tenía la sensación (casi onírica) de estar dentro de una instalación, en un espacio arquitectónico parecido a un museo, pero que no era un museo. En esa experiencia poliédrica en que se había convertido la lectura, coincidía la imagen en movimiento (cine documental), la música (Thelonius Monk, Glenn Gould interpretando las Variaciones Goldberg de Bach), la fotografía y, por supuesto, la palabra. Todo ello ocupando ese espacio interior de la lectura hecha lugar, y sobre ella una bóveda de silencio. Un silencio sonoro, música de la introspección.
¿La genialidad creativa tiene un vínculo con la locura? ¿Por qué se llama locura a lo que no es sino un vivir fuera? ¿Cómo es posible hablar de soledad cuando se hace música, se escribe, se pinta, etc.? Son apenas preguntas que no esperan respuesta.
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