sábado, 7 de julio de 2012

garabato 23


qué delirio confundir la esperanza y el deseo _ qué vida de loco esta en que se mezcla lo imaginado con lo proyectado hasta el punto de que cuanto proyecto cae como un fardo inerte a los pies de este cuerpo soñante que no cesa de crear realidades efímeras o existencias paralelas y hasta un pasado que no pudo llegar a ser

2 comentarios:

  1. Tu garabato habla de la banalidad, del todo banal, vano, y me pellizca. Inevitable recordar a Cernuda en tus palabras.

    Con respecto a tu comentario en la mano de Vera en el espejo: por supuesto que ellos no son nosotros (a mí ni siquiera se parece). Por eso hablo de su mano libre, su mano es la real, la que vuela ya en el aire; soy yo quien está encerrada en el espejo, dentro del reflejo de su mano, muerta de miedo (y de felicidad, claro). Soy yo quien la contiene a ella, quien está atrapada en ella; ella no me contiene a mí, por suerte.

    Te escribiré.
    Besos.

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  2. Si te pellizca es que logra parte de lo que busca. No pensé en Cernuda, pero claro que podría ser. (También, indirectamente, está en relación con los hijos, que también son nuestra vida, y que podrían no haber existido: podríamos haber sido otros, podemos imaginarlo, incluso desearlo, y volver así al territorio del delirio). Besos.

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