A veces, pero no siempre, encontramos en la mejor literatura ideas y palabras que hablan de nuestra propia vida. Es un momento de absoluto pasmo: está hablando de mí, nos dice una voz que antecede al pensamiento. Como si. Hoy mismo, en la novela que estoy leyendo, he encontrado este párrafo que retrata el momento en que me encuentro, la temible definición incluida:
"Dentro de cien días, más o menos, cumpliría cuarenta años. Ésa era la edad de su padre. Su padre tenía cuarenta años, sus tíos. Siempre tendrían cuarenta años, mirándolo de soslayo. ¿Cómo era posible que él estuviera a punto de convertirse en alguien de clara y diferenciable definición, marido y padre, finalmente, ocupando una habitación en tres dimensiones, al modo de sus padres?"
Don DeLillo, El hombre del salto, Seix Barral, 2007 (traducción de Ramón Buenaventura).
(No hay, por otra parte, más puntos en común con el personaje de Keith, dicho sea de paso.)
Cómo es posible, es cierto, que esto esté pasando ya, o casi.
ResponderEliminar(Todavía no tuve ni un minuto para ese paquete.)