viernes, 23 de mayo de 2014

Io e te, de Niccolò Ammaniti

Io e te
Niccolò Ammaniti (1966)
Einaudi, 2010, 116 p.

Resulta interesante jugar con esto de los gustos, leer, por ejemplo, a autores que uno en un principio no leería, porque muchas veces nos movemos impelidos por prejuicios o por un olfato que no siempre acierta, del mismo modo que otras veces buscamos afanosamente un libro del que nos han hablado muy bien y, en contra de lo previsto, se nos cae de las manos desde el principio. Con los años me estoy volviendo más flexible y abierto a otras lecturas, aunque me suele gustar más si lo descubro yo. Con Ammaniti me ha pasado. Es cierto que no me estimula su prosa sencilla, a pesar de haberla leído en italiano, y me molestan ciertas concesiones, pero es como quien bebe siempre vino tinto y a veces, por qué no, pues me ponga una buena caña para variar. Y esa caña fresca qué bien sabe. Me ha gustado Io non ho paura (2000), y puede que más aún este brevísimo Io e te (2010), traducidos en España para Anagrama como No tengo miedo y Tú y yo por Juan Manuel Salmerón. Sí, claro, habría que preguntarse si pensaría lo mismo de haber leído ambas novelas en español, porque pasa también con el cine: siempre se disfruta más en VOS y hasta disculpamos aspectos que nos disgustan...

Esta novelita, que ha llevado al cine Bernardo Bertolucci, se lee en una sentada: por lo breve y porque atrapa esa historia de un puñado de días en la vida de un adolescente romano que se esconde y encuentra lo que no buscaba, el salto a la vida, la empatía hacia los demás. Lorenzo, el protagonista de Io e te, vive en una Roma burguesa con unos padres que lo quieren y no le niegan nada, y a quienes les gustaría que su hijo fuese un chico “normal”, que se relacionase con los demás, etcétera. Pero para Lorenzo los otros son una agresión, y ese ambiente entre festivo y agresivo de las relaciones entre adolescentes lo espanta. Para cubrirse, para escapar, inventa una mentira y se esconde. Pero Lorenzo no consigue encontrar la soledad y el aislamiento que cree necesitar, sino todo lo contrario: irrumpe Olivia, una medio hermana que apenas conoce, y su entrada lo obliga a actuar de otro modo. No hay que contar más, vale. La fuerza de la historia no está en el lenguaje o las imágenes que crea, cierto, sino en los personajes, creíbles y muy vivos (sobre todo Lorenzo) y en los hábiles diálogos, que consiguen aguantar el peso de la novela. Es una historia muy cinematográfica. No he visto la película de Bertolucci, no sé qué sesgo propio le habrá dado. Imagino que habrá más protagonismo de la ciudad: en la novela Roma está al principio, la parte cercana a Villa Borghese y levemente el Centro Storico; luego es lo de afuera. En Io e te, claro, hay algunas cosas que no me gustan tanto: elementos que son concesiones para la satisfacción de un lector poco exigente. Ma non gli tolgono la grazia a questa birra fresca.

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