lunes, 27 de febrero de 2012

cajero

Foto de la agencia David & Goliath

Me abre la puerta del cajero un mendigo, me pregunta si prefiero estar solo. No, le respondo, quédese conmigo, me dan miedo los bancos. Mientras tecleo la clave, me pregunta si tengo para un café, pero me hago el sordo, por si al buscar moneda pide billete. La crisis nos está pegando a todos, masculla, aunque a unos más que a otros. Al fin le miro a la cara, y asiento. Suerte, le digo al darle una moneda antes de salir. En la calle sopla ese cierzo sucio que viene siempre a torcer las cosas.

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