Entre muchas otras cosas, el jazz es improvisación y la música gnawa es trance. Un gigante negro de 86 años lleva décadas buscando en las músicas africanas algo más que raíces o esencias: el mestizaje y el diálogo fértil. Lo imagino en uno de sus viajes, mirando la costa española desde Tánger, respirando el ritmo del límite, la cuerda vibrante de una frontera que él ha conseguido diluir con su música. Su piano no es un laúd magrebí, pero la música de Randy Weston ya es algo más que buen jazz. El ritmo hipnótico de la música gnawa de Marruecos contagia la improvisación del jazz y viceversa, y quien gana no es un estilo u otro, sino la música. Y quien se abandona a la escucha.
sábado, 12 de noviembre de 2011
improvisación y trance
Entre muchas otras cosas, el jazz es improvisación y la música gnawa es trance. Un gigante negro de 86 años lleva décadas buscando en las músicas africanas algo más que raíces o esencias: el mestizaje y el diálogo fértil. Lo imagino en uno de sus viajes, mirando la costa española desde Tánger, respirando el ritmo del límite, la cuerda vibrante de una frontera que él ha conseguido diluir con su música. Su piano no es un laúd magrebí, pero la música de Randy Weston ya es algo más que buen jazz. El ritmo hipnótico de la música gnawa de Marruecos contagia la improvisación del jazz y viceversa, y quien gana no es un estilo u otro, sino la música. Y quien se abandona a la escucha.
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