viernes, 28 de octubre de 2011

garabato 11


nostalgia de la frontera _ de vivir al filo de los días ahora que nos hemos guarecido en esta madriguera llamada centro en esta autocomplaciente serenidad en la seguridad narcotizante _ apenas eso _ una tibia inocente nostalgia

miércoles, 26 de octubre de 2011

octubre

Antoni Tàpies


Hay una leve luz caída
entre las hojas de la tarde.
No podemos hollarla.
                                Dame
tu mano y cruza
de puntillas conmigo
para nunca pisarla,
para no arder tan tenue
en sus dormidas brasas
y consumirte lenta
en el perfil del aire.

(Octubre)


José Ángel Valente, Fragmentos de un libro futuro, Galaxia Gutenberg, 2001.

lunes, 24 de octubre de 2011

blue in green



Un lamento metálico repite la misma nota apagada en la memoria. Ahora recuerdo: la mano temblando sobre el oro, un acorde soterrado, la sordina que atenaza aquel lamento en la hiriente dulzura de lo agudo. Y esa imagen turbia: la mano que en la danza lenta abandona la escena para dar su humo a una boca que no está. Trompeta en la noche: Davis dividiendo el silencio frío con el fuego contenido de su jazz. Y Coltrane, y Bill Evans, y Paul Chambers, y Jimmy Cobb. Y nosotros, en la escucha.


domingo, 23 de octubre de 2011

garabato 10


la historia es una sucesión de botas y cadenas ahogadas bajo el peso de los grandes nombres y gestas _ un ciclo de botas cadenas y nombres como plomo repetido _ soterrado bajo el ruido de ese engranaje quedará siempre un asidero con forma de palabra o de cuerpo o de música o color y una rabia lúcida que aliente la esperanza

jueves, 20 de octubre de 2011

víspera del agua



Todo le dolía
de tanto que los quería:

la tierra
y su muro de tristeza,

un rumor adolescente,
no de avispas
sino de tilos,

la respiración del trigo,

el fuego reunido en la cintura,

un beso abierto en la sombra,

todo le dolía:

la frágil y dulce y mansa
masculina agua de los ojos,

el carmín derramado en los espejos,

los labios,
instrumentos de la alegría,

de tanto que los quería:

los dulcísimos melancólicos
magníficos animales amedrentados,

un verano difícil
en altos lechos de arena,

el asta delicada de un suspiro,

el comercio de los dedos en ruina,

el arpa inacabada
de la ternura,

un pulso claramente pensativo,

le dolía:

en la víspera de ser hombre,
en la víspera de ser agua,
el tiempo ardido,

ruiseñor estrangulado,

mi amor: mora blanca,

el río
inclinado
hacia las aves,

la desnudez compartida, los juegos matinales,
o si prefieren: nupciales,

el silencio torrencial,

la reverencia de los mástiles,

en el intervalo de las espadas

un niño corre
corre en la colina

tras el viento,

de tanto que los quería,
todo todo le dolía.


Eugénio de Andrade, Oscuro dominio, Hiperión, 2011.
(Traducción de Blanca Cebollero y Daniel Pelegrín.)

domingo, 16 de octubre de 2011

little wing



Well she's walking through the clouds
with a circus mind that's running round.
Butterflies and zebras and moonbeams
and fairy tales,
that's all she ever thinks about.
Riding with the wind.

When I'm sad, she comes to me
With a thousand smiles she gives to me free.
It's alright, she says, it's alright.
Take anything you want from me,
anything.

Fly on, little wing.

(Ella camina entre las nubes / con esa mente circense disparatada. / Mariposas y cebras y rayos de luna / y cuentos de hadas, / eso es todo en lo que piensa. / Cabalga con el viento. // Cuando estoy triste, ella viene junto a mí / con un millar de sonrisas que me regala. / Todo va bien, dice, todo va bien. / Toma lo que quieras de mí. / Lo que quieras. // Vuela, "Pequeña ala".)

miércoles, 12 de octubre de 2011

garabato 9


te pasas la vida esperando no sabes bien qué hasta que caes en la cuenta de que toda espera es una enfermedad y que el final de toda espera es la enfermedad final

lunes, 10 de octubre de 2011

erotismo y muerte

« Dans l’ombre, il arrivait que nous nous cherchions. Nous nous regardions les yeux dans les yeux : non sans crainte. Nous étions liés l’un à l’autre, mais nous n’avions plus le moindre espoir. À un tournant du chemin un vide s’ouvrit au-dessous de nous. Étrangement, ce vide n’était pas moins illimité, à nos pieds, qu’un ciel étoilé sur nos têtes. Une multitude de petites lumières, agitées par le vent, menaient dans la nuit une fête silencieuse, inintelligible. Ces étoiles, ces bougies, étaient par centaines en flammes sur le sol : le sol où s’alignait la foule des tombes illuminées. Je pris Dorothea par le bras. Nous étions fascinés par cet abîme d’étoiles funèbres. Dorothea se rapprocha de moi. Longuement, elle m’embrassa dans la bouche. Elle m’enlaça, me serrant violemment : c’était, depuis longtemps, la première fois qu’elle se déchainait. Hâtivement, nous fîmes, hors du chemin, dans la terre labourée, les dix pas que font les amants. Nous étions toujours au-dessus des tombes. Dorothea s’ouvrit, je la dénudai jusqu’au sexe. Elle-même, elle me dénuda. Nous sommes tombés sur le sol meuble et je m’enfonçai dans son corps humide comme une charrue bien manœuvrée s’enfonce dans la terre. La terre, sous ce corps, était ouverte comme une tombe, son ventre nu s’ouvrit à moi comme une tombe fraiche. Nous étions frappés de stupeur, faisant l’amour au-dessus d’un cimetière étoilé. Chacune des lumières annonçait un squelette dans une tombe, elles formaient ainsi un ciel vacillant, aussi trouble que les mouvements de nos corps mêlés. Il faisait froid, mes mains s’enfonçaient dans la terre : je dégrafai Dorothea, je souillai son linge et sa poitrine de la terre fraiche qui s’était collée à mes doigts. Ses seins, sortis de ses vêtements, étaient d’une blancheur lunaire. Nous nous abandonnions de temps à autre, nous laissant aller à trembler de froid : nos corps tremblaient comme deux rangées de dents claquent l’une dans l’autre. »

Georges Bataille, Le bleu du ciel (1957)




Y, en el espacio de los muertos, hacerse a un lado del camino buscando el lugar propicio, dar esos diez pasos que dan los amantes. Amarse en el cementerio, la rabia y el deseo revueltos, la piel erizada por el frío nocturno y por el estupor de ese acto imprevisto e irreprimible. El cuerpo clavado en el cuerpo deseado, las uñas hundidas en la tierra. Mudas, las estrellas, como ojos de una mirada extinta, parecen codiciar la luna doble de esos senos. Bataille, erotismo y muerte: la vida en su explosión donde ya no hay vida. Tan bello como inquietante.

miércoles, 5 de octubre de 2011

truncado

Y aquel domingo bajamos hasta el canal de la fábrica de papel, buscamos entre la maraña de juncos como quien abre mechones de greñas adheridos al rostro deseado. Era allí, estábamos seguros, en algún recodo de aquel sucio brazo de agua tenía que aparecer. Pasos en falso arriba y abajo, arañazos, tropezones, pistas engañosas; hasta que Abe resbaló y, abrazando unas cañas para no caer al agua, abrió una ventana en la espesura. Soledad mohosa, con mil hendiduras y cicatrices, la vieja góndola seguía varada en la orilla del canal, como hacía un año. Celso y yo sabíamos que en su fondo, bajo el banco de popa, palpitaba aún la caja.